lunes, 19 de octubre de 2015

EL PATIO DE MI RECREO



EL PATIO DE MI RECREO...
Hubiese podido decir no, y saltar -¿a santo de qué? se preguntaba-, pero se negó a elegir y trató de recordar olvidando la facilidad con que se pierde la supuesta memoria... ¿Pasó por allí, de veras? Lo que sí había pasado de veras fue el balón raspando interiormente el poste imaginario que crecía sobre una de las piedras que marcaban la portería, y al que no pudo alcanzar el portero de ningún modo: ¡Gol! gritaron todos, corriendo a felicitarle, sin percibir que el balón había seguido su endemoniada trayectoria hasta golpear de lleno la cara de una niña, que contemplaba los saltos de otras que jugaban a la goma, sentándola de culo en el suelo... Y todo fue llanto entonces, el de ella, sin saber explicarse qué había pasado, pero sintiendo de algún modo que el mundo está lleno de sorpresas y no podemos asegurar que el cielo no vaya a caer en cualquier momento sobre nuestras cabezas... (como cada poco aseguraba Abraracúrcix, el jefe de Asterix y Obelix).
Ya entonces su capacidad para trastocar la realidad era increíble, aunque terminó curándose, si bien no todos opinan lo mismo. Sintió que más tarde o más temprano alguien le chivaría a ella quien fue el autor de semejante portento y que él pasaría a ser para siempre el objeto de su odio, y de su miedo. A esa edad la memoria tiene facilidad para olvidar los percances negativos, pero de algún modo, inconscientemente, o vaya usted a saber cómo y por qué, su sola presencia sería un indicio de que el cielo podría volver a caer sobre ella...
Lo cierto, en aquel momento, es que se hubiese dejado cortar la pierna que metió el maldito gol porque le hubieran permitido disculparse, pero a la maestra, doña Elena, eso le traía sin cuidado. Puso de rodillas alrededor de en un circulo que había dibujado en el suelo del aula de las chicas a todos los futbolistas y se dedicó a darles patadas en el culo -con aquellas botas altas con plataforma- acusándolos de animales. ¿Acusándolos de animales mientras les daba patadas en el culo?... ¿Qué no darían l@s maestr@s de hoy por poder disfrutar, siquiera una hora, de aquellos maravillosos años?... Mientras, todo hay que decirlo, ellas se reían.../.

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